
¿Sientes que la comida te agota?
¿Harto de sentirte pesado después de comer?
¿Cansado de la acidez, el reflujo, la hinchazón y los gases?
¿Piel apagada y falta de brillo?
¿Leyendo esto con voz de anuncio de teletienda?
No dejes que la digestión arruine tu día y descubre cómo combinar alimentos para despertar tu vitalidad natural.
🕔 5 min lectura
¿Qué es la Trofología y qué beneficios tiene?
La trofología es una disciplina que estudia la relación entre la alimentación y la salud. Según esta, el orden en que se consumen los alimentos es crucial para optimizar la digestión.
La idea principal es que cada tipo de alimento requiere diferentes enzimas y condiciones digestivas (ácidas o alcalinas) para una digestión óptima.
Comprender cómo los diferentes alimentos afectan a nuestro organismo es fundamental para lograr una vida saludable.
Orden de consumo de alimentos según la trofología.
La ciencia nutricional convencional no respalda la necesidad de seguir un orden específico para el consumo de alimentos, ya que el sistema digestivo humano está perfectamente capacitado para procesar diversos tipos de nutrientes de manera simultánea.
La digestión constituye un proceso complejo que se inicia en la boca y prosigue a lo largo de todo el tracto gastrointestinal, donde enzimas y jugos digestivos actúan adaptándose a la composición de la mezcla alimentaria ingerida.

Aunque esta teoría no está científicamente comprobada, este es el orden que propone:
1. Frutas (especialmente melón): Se recomienda consumir la fruta primero y con el estómago vacío.
Esta se digiere rápidamente y comerla antes de otros alimentos evita que fermente en el estómago mientras se digieren alimentos más lentos.
2. Verduras (especialmente crudas): Las verduras, especialmente las ensaladas, se sugieren como el siguiente grupo a consumir.
Se consideran fáciles de digerir y ricas en enzimas y fibra, lo que supuestamente prepara el sistema digestivo para los alimentos más pesados.
3. Almidones (carbohidratos): Después de las verduras, se consumirían los almidones como el pan, la pasta, las patatas y los cereales.
Se cree que se digieren mejor en un ambiente más alcalino que se crea después de las verduras.
4. Proteínas: Las proteínas como la carne, el pescado, los huevos, el queso y las legumbres se consumirían después de los almidones.
Se dice que requieren un ambiente más ácido para su digestión, que se produciría después de los grupos anteriores.
5. Grasas: Las grasas, como los aceites, los aguacates y los frutos secos, suelen considerarse el grupo de digestión más lenta y, por lo tanto, se sugiere consumirlas al final y en menor cantidad.
Resumiendo, el orden sería:
- Frutas (con el estómago vacío)
- Verduras (las crudas primero)
- Almidones (mejor si antes han ingerido verduras)
- Proteínas (no combinar entre ellas)
- Grasas (en menor cantidad a ser posible)
Consumirlos en este orden supuestamente facilita que cada alimento se digiera de manera más eficiente sin interferir con la digestión de los demás, lo que podría prevenir problemas como hinchazón, gases y acidez.
Combinaciones a evitar según la trofología.

Proteínas y almidones: las proteínas requieren un ambiente ácido para su digestión, mientras que los almidones necesitan un ambiente alcalino. Combinarlos podría neutralizar las enzimas digestivas y dificultar la digestión de ambos.
Carne con patatas, pan con queso, pasta con carne, cereales con leche.
Diferentes tipos de proteínas concentradas: el cuerpo tiene dificultades para digerir múltiples fuentes de proteínas complejas al mismo tiempo.
Carne con pescado, huevos con queso, legumbres con carne.
Proteínas y alimentos ácidos: los ácidos pueden inhibir la producción de la enzima pepsina necesaria para la digestión de las proteínas.
Carne con tomate, pollo con naranja, queso con vinagreta.
Almidones y alimentos ácidos: Similar al punto anterior, se cree que los ácidos dificultan la digestión de los almidones.
Pan con tomate, patatas con limón, cereales con zumo de naranja.
Azúcares y almidones: el azúcar puede fermentar en el estómago si se consume con almidones, provocando gases e hinchazón.
Mermelada con pan, fruta dulce después de una comida rica en almidones.
Frutas con otros alimentos (especialmente el melón): podría fermentar si se mezcla con alimentos de digestión más lenta. El melón a menudo se considera el peor para combinar.
Leche con otros alimentos (excepto verduras): la leche es difícil de digerir para los adultos y puede interferir con la digestión de otros alimentos.
Grasas con proteínas: las grasas pueden inhibir la secreción de jugos gástricos necesarios para digerir las proteínas.
Tips esenciales para sentirte mejor.
Para integrar los principios comentados de forma sencilla en tu día a día, ten en cuenta lo siguiente:
Prioriza lo Natural (Regla 80/20): Haz que la base de tu alimentación (80%) sean productos sin procesar (frutas, verduras frescas, legumbres, granos integrales).
Reserva un pequeño porcentaje (20%) para esos caprichos menos saludables, pero intentando evitar fritos, rebozados, azucarados y ultraprocesados. Piensa en alimentos, no en «cosas» que parecen alimentos.
Enfócate en las Verduras y simplifica las combinaciones: Que las verduras sean tus grandes aliadas (al menos el 70% de tu plato). Simplifica tus comidas evitando mezclar grandes cantidades de hidratos de carbono con proteínas.
Opta por una fuente de proteína o una fuente de hidrato por comida, y recuerda la regla de no duplicar proteínas (carne y pescado juntos) ni hidratos.
Al facilitar la digestión, tu cuerpo gastará menos energía en el proceso, lo que puede traducirse en mayor lucidez mental y vitalidad.
Escucha a tu cuerpo y sé constante: Recuerda que cada pequeño esfuerzo cuenta.
Aplica estos principios tanto como te sea posible, sin buscar la perfección desde el inicio. La clave está en la constancia y en observar cómo te sientes.
En resumen, si bien la trofología propone ciertas combinaciones de alimentos a evitar, estas recomendaciones no se basan en un consenso científico y deben tomarse con precaución.
Es importante tener en cuenta que la trofología no está ampliamente respaldada por la ciencia nutricional convencional, y muchas de sus afirmaciones carecen de evidencia científica sólida.
No obstante, muchas personas expresan sentirse mejor al adoptar estos hábitos de alimentación, aunque la evidencia científica que respalde estos beneficios específicos aún es limitada y se basa principalmente en experiencias personales y casos individuales.
Seguir una dieta equilibrada, rica en fibra, beber suficiente agua, comer conscientemente y prestar atención a las propias reacciones a los alimentos es generalmente más importante que seguir un orden específico de consumo.
Si tienes problemas digestivos, es mejor consultar con un profesional de la salud o un dietista-nutricionista para obtener una orientación personalizada.
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