¿Cómo te sientes cuando hablan delante de ti de un plan al que no te han invitado?
¿Cómo te sientes al darte cuenta de que tus «amigos» tienen un grupo de WhatsApp para hacer planes y tú no estás incluido?
¿Cómo te sientes cuando vas a dar una vuelta con tus padres y de repente ves a todos tus «amigos» juntos, sin que te hayas enterado de que habían quedado?
¿Te han aislado tus compañeros de clase por sacar mejores notas?
¿Se han reido de ti por tu aspecto físico?
Rechazo, inseguridad, soledad, que critiquen a tus espaldas y te juzguen…
Baja autoestima, culpa, envidia, injusticia….
Tanto tú como yo lo hemos vivido alguna vez. Se pasa mal. Muy mal.
¿Sientes que todo está en tu contra y que no logras hacer nada bien?
Esa sensación de que nadie realmente entiende lo que estás viviendo, aunque digan que te escuchan o que están ahí para ti. Desde fuera, todo parece más fácil, ¿verdad? Pero tú sabes que la realidad es distinta.
Hay cosas que simplemente no puedes contar, porque piensas que no les importa o no las entenderían. Te sientes atrapado, aislado en tus pensamientos.
Déjame decirte algo: no estás solo. TODOS hemos pasado por momentos como este, y aunque no se supera de la noche a la mañana, hay formas de enfrentarlo.
Con la actitud adecuada y unos cuantos pasos claros, puedes aprender a convivir con estas emociones y, poco a poco, recuperar el control.
Lo primero es creer que es posible. Porque lo es. Y estoy aquí para ayudarte a empezar.
Te cuento.
Esto que me pasó en el instituto, me pasó con 14 años. Jugando al fútbol durante el recreo. Típico partido con equipos improvisados. Había uno en mi clase que era un máquina.
Entrenaba por la tardes en un equipo y estaba en una liga superior a la de su edad. Se solía enfadar cuando no le salían las cosas como él quería, y si encima íbamos perdiendo o cometíamos cualquier error…ya te puedes imaginar…insulto que te caía.
Total.
En una de estas, pues como es de esperar, despejo mal de cabeza y nos metieron gol. Bueno bueno la que me formó. El insulto fue directo a mi nariz (ya ves tú lo que tenía que ver).
Que si no puedo ser más malo… que anda que fallar ese despeje con la pedazo de nariz que tengo…
Hasta ese momento ni sabía que mi nariz era una diana de críticas.
Que si, que con esta nariz puedo hacer la mudanza de una óptica, pero que era algo que ni se me había pasado por la cabeza (ironías de la vida).
Acabado el recreo y una vez se le pasó el enfado, me pidió disculpas y como si nada.
Bien.
Esta situación la podemos interpretar de varias maneras:
a) Sentimiento de culpa, vergüenza y baja autoestima:
Que malo soy. Menudo inútil, si es que ni siquiera debería estar jugando ni ircondiando.
b) Ponernos a la defensiva y reprochar:
¿Pues ya que eres tan bueno, por qué no te dedicas a vivir del fútbol y te ficha el Madrid? ¡
Juega de una vez con gente de tu nivel!
c) Ver la situación desde fuera e intentar entender el por qué de su enfado:
¿Soy realmente tan malo como dice?
¿Tiene la suficiente autoridad para poder decir eso?
¿Está furioso por mi «error» o es que él está fallando más de lo normal?
Por tanto, ¿Qué actitud crees que deberíamos tener para afrontar esta situación?
La b) no. NUNCA debemos enfrentarnos. No merece la pena.
Así que anota este primer truco:
La crítica nunca viene de arriba.
Cuando sientas que te están criticando, recuerda esta frase. Cualquiera que haya llegado lejos, esforzándose y luchando por un objetivo, sabe lo difícil que es el camino, como para andar juzgando a los demás.
Por tanto, no debemos tomarnos en serio cualquier opinión, sino solo aquellas que vengan de personas que hayan vivido lo que estamos pasando, quienes generalmente apenas opinarán ni juzgarán.
Además suele ocurrir todo lo contrario, te ayudarán en todo lo posible.
De esta manera, interpretaremos los comentarios de forma menos agresiva, y poco a poco nos parecerán hasta ridículos, sin fundamento alguno.
A esto se le suma nuestra tendencia natural a criticar, que en realidad no es más que una forma de proyectar nuestras propias carencias en los demás.
También, inconscientemente, nos comparamos unos con otros, es algo innato. Sabiendo todo esto ahora, te pregunto:
¿Del 1 al 10, cuánto te afecta ahora lo que opinen los demás, y por qué 0?
Seguimos.
Abrimos el melón de la baja autoestima. Un tema que hasta hace no mucho no he conseguido entender.
Una psicóloga de la universidad de Stanford, Carol Dweck, creó el concepto de «mentalidad de crecimiento» (Growth Mindset), que dice que nuestras habilidades pueden mejorar con esfuerzo y perseverancia.
Esta forma de ver la vida se basa en que el éxito viene del trabajo duro y de enfrentar desafíos, lo que ayuda a superar obstáculos y aprovechar el potencial de cada uno.
En cambio, la mentalidad fija (que es la que tiene la mayoría de la gente que te rodea) piensa que las habilidades son algo con lo que se nace y no cambian.
Quienes tienen esta mentalidad suelen evitar desafíos y rendirse fácilmente, creyendo que el esfuerzo no vale la pena si no se obtienen resultados inmediatos.
Creo que es obvio la mentalidad que debemos tener y cuál es la correcta. Lo importante de este concepto es sobre todo la manera de afrontar y analizar los problemas.
No es lo mismo decir:
No tengo ni idea de inglés. Se me da fatal, NUNCA voy a poder hablarlo.
Que pensar:
Ahora mismo tengo un vocabulario paupérrimo y sé poca gramática. Voy a leer 10 mins todos los días algún artículo y escuchar todo lo que pueda en inglés, y no faltaré ni un día a la academia.
Nada que ver, ¿verdad?
Pensar que hoy no sabes lo suficiente, pero que con esfuerzo y tiempo lo lograrás, es muy diferente a decir:
Si no lo aprendí de pequeño, no lo voy a a prender a estas alturas del cuento.
Esto lo conecto con un segundo truco: cuando alguien te diga que eres torpe, inútil, que no tienes ni idea sobre algo, que estás gordo o tienes cuerpoescombro…
Si tienes un objetivo claro y estás cumpliendo con tus hábitos, esos comentarios no te afectarán lo más mínimo. Sabes cuál es tu camino, y que tarde o temprano lo conseguirás.
Solo es cuestión de tiempo y constancia. Paciencia y trabajo.
Tienes un plan y unas metas, y sabes que los resultados importantes no son inmediatos.
*Aprovecho para mencionar un libro que mi amigo Pepe me recomendó (el cual a su vez le recomendó su padre, que sabe bastante del tema por cierto) mientras hablábamos por teléfono en la playa.
Es de un escritor español del Siglo de Oro, Baltasar Gracián, y en él se mencionan las 3 Ps del éxito para tener una vida equilibrada.
Son alrededor de 300 aforismos muy útiles y prácticos para la vida.
Paciencia – Perseverancia – Prudencia
Hoy quizás no seas como ellos dicen o quieren que seas (que ya ves tú), pero mañana seguro que serás una mejor versión de ti mismo. Lo que hoy es una carencia, ignorancia o inseguridad, mañana será una lección aprendida y superada.
Hay un ejemplo que me gusta mucho para ilustrar este concepto, y lo comparto desde la página de JamesClear.com:
Como verás, con pequeños esfuerzos cada día, aunque parezcan mínimos o inútiles, en unos pocos meses notarás que los cambios son reales.
Hay un proverbio chino que dice:
Todo es difícil antes de ser fácil.
Otro aforismo que me gusta mucho, aunque no sé de quién es:
Si nadie te quiere acompañar, vete solo. Encontrarás gente en el camino.
Y otra gran frase de un verdadero genio Aldous Huxley:
Existe al menos un rincón del universo que con toda seguridad puedes mejorar, y eres tú mismo.
Y si te tienes que quedar con alguna idea, y solo puede ser una, presta atención a esta fábula:
La fábula enseña que nunca podrás satisfacer a todos.
Si intentas complacer a todos, terminarás perdiendo el sentido común y haciendo cosas absurdas.
Es mejor seguir tu propio criterio y hacer lo que consideres correcto, en lugar de tratar de cumplir con las expectativas de los demás.
Y si encima, destacas, recibirás críticas.
Siempre habrá alguien que encuentre un pero, así que ya sabes como debemos actuar.
Hay además una herramienta que nos ayuda a entender mejor cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo nos ven los demás, conocida como la Ventana de Johari, creada por los psicólogos Joseph Luft y Harry Ingham:
Área pública: Lo que tú y los demás saben de ti (lo que compartes abiertamente).
Área ciega: Lo que los demás ven de ti, pero tú no (lo que comentan tus amigos de ti).
Área oculta: Lo que tú sabes de ti, pero no compartes con los demás.
Área desconocida: Lo que ni tú ni los demás conocen de ti.
Esta idea tan visual nos ayuda a entender mejor qué partes de nuestra personalidad conocen los demás y cuáles no, ayudándonos a conocernos mejor.
Me despido con una frase que me marcó mucho y la incluí en mi trabajo de fin de carrera. Es de Joan Marques:
Puede que el arte de la vida sea convertir los momentos difíciles en grandes experiencias:
Podemos elegir odiar la lluvia… o bailar bajo ella.